Cuentos de Princesas

Las Tres Hilanderas

Las Tres HilanderasCuento corto: Las Tres Hilanderas

Érase una vez una niña muy holgazana que no quería hilar. Su madre la reprendía continuamente, pero ella no quería hilar. Un día, cansada, gritó tanto a su hija, que ésta se puso a llorar y lloraba tanto y tan fuerte, que la reina, que pasaba cerca de esa casa, lo oyó todo.

Su majestad llamó a la puerta y preguntó:

– ¿Qué pasa? ¿A qué vienen tantos gritos y tantos llantos?

Y la mujer respondió:

– Perdone usted, su majestad, pero es que mi hija se pasa el día hilando y hay que gritarla para que deje ya de trabajar… Si tuviéramos lino suficiente, se pasaría todo el día hilando. Pero somos pobres y no tenemos mucho…

La chica miró a su madre atónita… ¿por qué estaría mintiendo? La reina, entonces, dijo:

– ¡Qué suerte la suya! ¡Una hija tan hacendosa! Deja que venga conmigo al castillo. Yo tengo lino en abundancia. Si consigue hilarlo todo, será perfecta para mi hijo mayor y acordaremos la boda.

La joven se fue con la reina, y al ver todo el lino que debía hilar casi se desmaya del disgusto. ¡Tres habitaciones llenas!

– Si consigues hilarlo todo en una semana, podrás casarte con mi hijo – dijo la reina.

Pero la joven solo pudo llorar y llorar de forma desconsolada. Habían pasado ya tres días y la reina se extrañó que aún no hubiera empezado la labor:

– ¿Qué sucede? ¿Por qué no empezaste?

– Ay… es que echo de menos a mi madre…

– Esta bien- dijo la reina- Lo entiendo… pero debes comenzar o no te dará tiempo a terminar para casarte con mi hijo…

La chica estaba desesperada. ¡No podría hilar esas montañas de lino! Entonces, se asomó a la ventana y vio pasar a tres extrañas mujeres: una tenía un pie enorme y plano, la otra, el labio inferior colgando y la tercera, un dedo pulgar gigantesco. Las mujeres se fijaron en la chica y preguntaron:

– ¿Qué te pasa? ¿Por qué estás tan triste?

– Ay, es que debo hilar tres montañas de lino antes de que termine la semana para casarme con el príncipe y no voy a poder hacerlo…

– Nosotras podemos ayudarte –contestó una de las mujeres– Somos hilanderas y hemos hilado mucho. Si te ayudamos, solo te pedimos una cosa: que nos consideres tus primas y nos invites a tu boda y que no te avergüences de nuestro aspecto.

A la joven le pareció un buen trato, y las mujeres entraron en el palacio. Una de ellas pisaba el lino, la otra lo lamía y la tercera lo sostenía sobre su pulgar para que la rueca hilara más deprisa. Ahora entendía la joven por qué las mujeres tenían esas deformidades…

Las hilanderas cumplieron su promesa, y el lino estuvo hilado para el último día. Entonces, la reina, al ver el trabajo hecho, fijó la fecha para la boda.

– Majestad –dijo entonces la joven– Me gustaría invitar a tres primas mías a las que tengo mucho cariño.

– ¡Claro! –contestó ella– ¡Faltaría más!

Y así fue cómo las hilanderas llegaron al palacio el día de la boda. La joven fue a recibirlas muy cariñosa. El príncipe no pudo reprimir una mueca de asco, y dijo a su madre:

– ¡Uf! ¡Qué parientes tan feos tiene mi mujer!

Entonces, se acercó a ellas y preguntó a cada una:

– Buena mujer, ¿cómo es que tiene el pie tan grande?

– De pisar el lino, señor, de pisar el lino…

– ¿Y usted, por qué tiene el labio colgando?

– De lamer el lino, señor, de lamer el lino…

– ¿Y usted, por qué tiene el dedo pulgar deformado?

– De tensar el lino, señor, de tensar el lino…

Entonces, el príncipe miró a su mujer y dijo:

– ¡Se acabó la rueca! A partir de ahora queda prohibido hilar lino en el palacio.

Y así terminó felizmente la pesadilla del hilado para la joven.

FIN

Que tanto saben del cuento Las Tres Hilanderas

Es hora de poner a prueba los conocimientos de tus niñas y niños sobre el cuento Las Tres Hilanderas. Elaboramos un cuestionario de preguntas para tus peques.

  • ¿Cómo se llama el cuento?
  • ¿Qué personajes aparecieron en el cuento?
  • ¿Quién fue el presonaje principal del cuento?
  • ¿Cuál fue tu parte favorita del cuento?
  • ¿En que lugar ocurrio la historia?
  • ¿Inventa otro final para el cuento?

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