IntensaMente Disney

Cuento corto: IntensaMente Disney

El día en que Riley nació, apareció Alegría —una Emoción brillante y chispeante que tenía una sola misión: hacer que la vida de Riley fuera lo más feliz posible—. Alegría trabajaba en el Cuartel General, el centro de control en la mente de Riley, donde podía ver todo lo que Riley experimentaba a través de una pantalla gigante.

—¡Qué maravilla! —pensó Alegría mientras veía a los padres de Riley sostenerla por primera vez—. ¡Esto va a ser fácil! —añadió con una gran sonrisa.

Alegría estaba segura de que con ella al mando, la vida de Riley sería una fiesta de felicidad. Todo parecía perfecto hasta que, solo treinta y tres segundos después de que Riley naciera, apareció una nueva Emoción. Era Tristeza —una pequeña figura azul que, apenas tocó la consola, hizo que Riley rompiera en llanto—.

—¡No, no, no! —dijo Alegría mientras empujaba a Tristeza a un lado para volver a tomar el control—. Riley tiene que estar feliz.

Con el tiempo, otras Emociones llegaron al Cuartel General. Temor se encargaba de mantener a Riley a salvo; si había algo peligroso, él tomaba el mando y guiaba a Riley lejos del peligro. Desagrado aparecía siempre que Riley encontraba algo asqueroso, ayudándola a decidir si aceptarlo o rechazarlo. Y Furia era quien defendía a Riley cuando las cosas no eran justas. Cada una de las Emociones tenía su propósito claro.

Pero Alegría no entendía por qué Tristeza seguía ahí. Para ella, Tristeza solo hacía que Riley se sintiera mal, y eso era lo contrario de lo que Alegría quería. Por eso, intentaba mantener a Tristeza lo más lejos posible de la consola.

Fuera del Cuartel General, en la mente de Riley, se encontraban las Islas de la Personalidad: Familia, Amistad, Honestidad, Hockey y la Isla de las Bobadas. Estas islas recibían energía de los recuerdos principales de Riley, esos momentos especiales que formaban parte de quién era.

Con Alegría al mando, los primeros once años de Riley fueron llenos de risas y momentos felices. Pero todo cambió cuando la familia de Riley se mudó a San Francisco. La nueva casa era pequeña y olía raro, y Riley no estaba contenta. Alegría, siempre optimista, intentó hacer que todo fuera mejor sugiriendo que jugaran un partido de hockey en el living de la casa. Pero las cosas no salieron como esperaba.

Después de varios intentos fallidos de mantener la alegría, Tristeza seguía tocando los recuerdos de Riley, transformándolos en momentos tristes. Alegría estaba cada vez más frustrada, sin entender por qué Tristeza insistía en cambiar los recuerdos felices. Pero entonces algo increíble sucedió. En un momento de desesperación, Alegría y Tristeza quedaron atrapadas en el vasto mundo de la mente de Riley, lejos del Cuartel General, donde Furia, Desagrado y Temor intentaban mantener las cosas en orden, pero sin éxito.

Durante su viaje de regreso, Alegría comenzó a ver las cosas de una forma diferente. Vio cómo, después de un momento de tristeza, los amigos y la familia de Riley la habían apoyado, haciéndola sentir mejor. Finalmente, comprendió algo muy importante: Riley no podía ser feliz sin Tristeza. Ambas emociones eran necesarias para que Riley viviera una vida plena.

Al llegar al Cuartel General, Alegría le dio el control a Tristeza, quien permitió que Riley expresara su dolor y tristeza por la mudanza. Eso hizo que Riley pudiera hablar con sus padres, y juntos se abrazaron, fortaleciendo la Isla de la Familia.

Desde entonces, Alegría y Tristeza trabajaron juntas, comprendiendo que ambas eran esenciales en la vida de Riley. Y así, las Emociones siguieron guiando a Riley en su aventura de crecer, sabiendo que, al final, todo estaría bien.

FIN

Reflexión del cuento: IntensaMente de Disney nos enseña que todas las emociones tienen un propósito importante en nuestras vidas. Alegría nos recuerda la importancia de disfrutar los momentos felices, pero también aprendemos que la tristeza no es algo que debamos evitar. Tristeza nos ayuda a valorar los momentos difíciles, permitiéndonos reflexionar y crecer. Al aceptar y entender todas nuestras emociones, podemos encontrar un equilibrio que nos haga más fuertes y nos permita enfrentar mejor los retos de la vida. A veces, necesitamos sentir tristeza para realmente apreciar la alegría.

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